domingo, 16 de agosto de 2009

Helena

Recluido ahora en el Psiquiatrico, teniendo que soportar la compañía de los orates y de los incompetentes enfermeros, me da por recordar el génesis de mis desgracias.
Miento, bien se yo que el origen de mis desgracias radica en mi personalidad y no en un hecho o persona concreta.
Pero soy un viejo arrogante y casi senil, tengo derecho a mirar atrás y creerme inocente.
Canta, ¡Oh Musa!, la cólera del Silvano Neofausto pronunciando el nombre mil veces llorado de su amada:

Helena, Helena.
Era inevitable no prenderse de ella, su personalidad era atrayente, de cólera viva y rápida risa (aunque sólo riera con ganas de los chistes de algún escritor inglés poco conocido).


Al igual que Belbo quedó fascinado con Il Pendolo, yo quedé otro tanto con ella, pues en ese entonces yo era un idealista, dispuesto a combatir la maldad humana, a compartir emociones, a dejarme llevar por la poesía y la literatura romántica.

Supongo que fue mi fama de abraza-árboles y de liberal lo que la hizo interesarse en alguien como yo, además de mis malos poemas publicados en el boletín de la facultad (Si, hasta ese extremo llegaba mi sentimentalismo).

Huelga decir que la atracción fue mutua, yo buscaba una Musa y ella a un buen orador para su campaña política en la facultad. (¿intereses opuestos?)


Fue una época bastante feliz, su facultad estaba junto a la mía y teníamos suficiente tiempo para encontrarnos varias veces al día y divertirnos como se supone que se deben de divertir los jóvenes a esa edad.

Las reuniones con los comités de huelga, los sindicatos, los porros, los inadaptados que soñaban con revivir a Lennon para dispararle de nuevo, todo era parte de nuestro diario vivir.
No negaré que me sentí como Dante al encontrarse en el 1º círculo del Infierno, no estaba rodeado de Aristóteles ni de Platón, pero si de tipos que clamaban por Jodorowsky, por Osho y por Castaneda.
Uno podía oler el aroma de los habanos preferidos de Fidel, ver los estandartes con el Che, saborear al vino de la cosecha francesa del 68, sentir un ambiente de Revolución.

Aunque sentimental, siempre mantenía mi cabeza en la tierra y, aunque participaba activamente con el grupo, tenía bastante claro que la Revolución jamás llegaría puesto, que no había razones suficientes para levantarnos en contra de algún enemigo.
Me extrañaba que Helena gustara de esas reuniones. En mi caso era comprensible, pues estudiaba Filosofía, pero era ella una burguesa conservadora siempre apegada al Estado de derecho. Supuse que necesitaba ganar votos y trabar amistad con los "bárbaros" para que no le causaran problemas si es que conseguía un puesto en el consejo de la facultad.
Creo que es bastante sencillo, en términos clínicos, adivinar la personalidad de Helena:
Trastorno Obsesivo Compulsivo Narcisista

Ese fue el gran problema con el que tuvimos que lidiar, yo no era precisamente alguien sumiso y a ella le encantaba ser considerada la mejor hasta en el deporte universitario de "levanta-tarros"

Peleábamos, no por quien llamaba a quien, o quien colgaba primero, o quien no llegaba a tiempo a las citas. Peleábamos por quien tenía la ideología más políticamente correcta, por quien era el mejor dialético/retórico y por quien podía hacer el ensayo más manipulador.

Este choque de gigantescos Egos nos llevó a una situación insostenible, llegó ella incluso a insinuar que no quería estar con alguien que tuviera la "mente tan cerrada" como para no aceptar las opiniones de los demás.
En mi descargo puedo decir que su opinión era "Yo soy la mejor alumna de toda la facultad y no puedes demostrarme lo contrario"

Así se lo dije y recibí una de sus extraordinariamente poderosas bofetadas.

Manipuladora por naturaleza, no tardo en tratar de reparar el daño introduciendo en sus disculpas la sugerencia de que me lo había merecido.
Y mi gran fallo, mi gran error, que me costó la renuncia a la sensibilidad emotiva, no fue el llamarla bruja arrogante y megalómana (por decirlo dulcemente), sino el confundirme y firmar la solicitud de candidatura al Consejo de la Facultad (folio hA1H1) creyendo que estaba firmando una simple relación de firmas de los que íbamos a votar (folio AH1A1).
Eso la puso cual si hubiera asesinado a su mascota preferida, o peor aún, como se me hubiera ocurrido ofrecerle ayuda en una tarea.
En vano intenté calmarla, en vano le recordé que no me apetecían los cargos políticos, ni mucho menos ser el pelele de la facultad.
Desde luego, eso la enojó aún mas. Supongo que fue ese el pretexto para que se fuera al bar "de al lado" a dejarse invitar unas copas por cualquier desgraciado que estuviera ahí.
Me enteré de que encontró consuelo en brazos de un tal "Alberto" (tergiverso aquí su nombre o me demanda el muy pusilánime) un estudiante de la facultad de Derecho y que había estudiado con nosotros en la preparatoria y que era una brillante mediocridad, tan sumiso y lame botas que un cortesano de Luis XVI parecería un noble rebelde a su lado.
Lo sé, lo sé, mi opinión es subjetiva y está inspirada en un suceso desagradable, pero el tipo simplemente no me caía. Ejemplo:
Alberto-Y dime amigo, ¿qué estudiarás ehh?
Yo-Oh, estudiaré Filosofía y Letras Modernas.
Alberto(mirándome como si fuera un crustáceo)-Ahh, si...a mi me gustan mucho los libros y la filosofía también, es muy bonita.

(Confieso que ya desde ese entonces era un brutal cínico que no soportaba ese tipo de idioteces, así que me hizo perder el control)

Yo-¿Bonita?, mi amigo, bonita están tu hermana y tu prima, la filosofía no es bonita..¡es Necesaria, grandísimo ignorante!
Ese día nos peleamos y enemistamos mutuamente.

Ahora comprenderán mi turbación al saber que mi "compañera de vida" me había cambiado por un tipo de tal calaña.


Mi última conversación con Helena fue relativamente tranquila, al menos no terminé en el hospital.
Nos encontramos en "nuestro" bar y entablamos una charla medianamente decente:

Helena-Sabes, quiero que sea una separación normal, sin dramas ni nada por el estilo, sin ninguna de las zancadillas habituales.


(Yo no tenía idea de cuales eran las "zancadillas habituales pero me callé)

Yo-Entonces, ¿me dejarás por un error que cometí al firmar una hoja que no era y te irás con un tipo que tiene la mitad de mi sentido del humor y el doble de estupidez?
Helena (mirándome con odio)-Alberto es magnífico, es comprensivo, atento, divertido, cortés, abierto...
Yo-Sí si, y también es medio calvo y no sabe tener opiniones propias.
Helena-Bien, tu jamás me has tomado en serio, así que no me extraña tu actitud hacia mis decisiones. Si quieres decir algo es mejor que lo digas ahora porque me está esperando.

Tal vez sea el miedo que le tengo a los tacones excesivamente altos de las mujeres superficiales o a que nunca he podido discutir con una mujer de esa manera, pero me quedé callado mirándola.
El círculo se estaba cerrando (y bien sabía que yo no estaba precisamente dentro de el).

Helena-Okay, te dejo, no vales la pena.

El círculo se cerró
Me di cuenta ese día de que buscar consuelo en los sentimientos era un gran error, pues son viscerales, engañosos, crueles y decidí que lo único que me iluminaría de ahora en adelante sería solamente la razón.


No volví a hablar con Helena, aunque desde luego la seguía viendo mucho por la facultad siempre recolectando votos, repartiendo promesas e inoportunando gente.
Huelga decir que no ganó las elecciones, y me culpó a mi de ello, alegando de que le mandaba Mala vibra y feos pensamientos.


Ahora que lo recuerdo, me doy cuenta de que a veces un tipo 2 cm más alto y con mucho menos cabello puede ganarte a la mujer de tus sueños sólo porque está de acuerdo en lo que ella piensa y dice.

No es ese mi caso y aunque el círculo estuvo y sigue estando cerrado, Helena seguirá en mi mente, pues aunque desprovisto de todo sentimiento, tengo el don de la memoria y tengo la capacidad de ver hacia atrás sin arrepentirme y sin lamentarme de lo que nos hicimos.

Termina la clase, señores.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ego sum Qui Sum

Ego Sum Qui Sum, Ego Non Sum Qui Sum.
La dificultad de definir nuestra propia existencia radica en que nos definimos de acuerdo a cánones que nos dictan lo que somos, convirtiendo el Ser en un Deber Ser.
Soy carbono y agua, según Ciencias; persona física sin capacidad legal, dice Economía; animal que sangra, bebe y respira; según Medicina; una manifestación temporal de la grandeza divina, según la Teología.

Ego Sum Qui Sum, Ego Non Sum Qui Sum.

Más allá de las percepciones físicas, debo plantear mi existencia mirando dentro de mi propio ser, aún cuando las cualidades íntimas del ser siguen siendo subjetivamente adquiridas.
Soy...¿encantador? desde luego, ¿Generoso? por supuesto, ¿Cínico? sin lugar a dudas, ¿Bondadoso? en la medida de lo posible.
NO
Los adjetivos que desgranan en conceptos mi personalidad, continúan basándose en arquetipos sociales, en prejuicios arraigados, no completa menteerróneos, más, nunca del todo acertados.

EGO SUM QUI SUM.

Soy una contradicción metafísica. Soy un Todo, un Universo, que es parte de un Todo, un Universo.
Son mis partes, pensamientos, sentimientos, emociones y acciones.
Soy parte de un Universo Indiferente, pero pienso y siento, ergo, él no me es indiferente.
Ahí radica mi Ser, Soy consiente de mi propia existencia.

Ego Sum Qui Sum